Pintaron Los 0 a 0 En El domingo

Lanús y Central jugaron un partido de ida y vuelta en el Sur, pero no pudieron romper el cero gracias a las buenas actuacines de Marchesin y Galíndez. El Granate sigue de buena racha. Y Central, a una semana del clásico, sumó un punto que puede ser muy valioso pensando en la permanencia.
Que ninguno de los dos pudieran ponerse en ventaja, tiene nombres y apellidos. El partido fue de ida y vuelta, con muchísimas situaciones de gol para ambos lados pero no se pudo romper el cero por las excelentes intervenciones de Galínez, por el lado del Canalla y de Marchesín, cada vez más firme en el arco Granate.

Lanús venía de cuatro victorias consecutivas, de a poquito se estaba reencontrando con el fútbol y la eficacia que tan buenos dividendos le dio en campañas anteriores. Pero le faltó putnería también en la puntada final. La más clara fue un bombazo de Salcedo, que se fue muy cerca del palo izquierdo de Galindez.

Central, que hace tiempo aprendió a convivir con el fantasma del promedio, no se quedó de brazos cruzados y salió a buscar el partido porque necesita puntos para alejarse de la zona más caliente de la permanencia. Tuvo buena actitud y se le plantó de igual a igual a Lanús, pero se encontró con Marchesín inspirado que tapó todo lo que le tiraronFue empate con sabor a poco, porque los dos merecieron más. Lanús tendrá una semana caliente, con duelo copero el jueves (le tiene que ganar a Universitario de Perú para seguir con vida en la Libertadores), pero Central se las verá con Newell's, en un clásico que también promete ser decisivo para el futuro del mapa futbolero de Rosario.

James Rodríguez, Roberto Battión y Leandro Velázquez traban la pelota en el medio de la cancha. Mucha lucha y poco juego se vio ayer en el Amalfitani... Erviti y Caruso miran.

Ese cabezazo de Víctor López que terminó en las manos de Barovero, casi sobre el final, en el Apertura 09 entraba (recordar aquel gol clave del defensor ante Tigre). Esos cambios que metió Gareca para intentar ganar el partido, en el Clausura 09 servían (hay varios ejemplos de muñecazos exitosos del DT). Vélez y Banfield, los últimos dos campeones del fútbol argentino, demostraron ayer que ya no son lo que eran. Hay atenuantes válidos, como la Libertadores, la prioridad de ambos. Pero si el local puso un equipo alternativo y si el visitante piensa en un muletto para recibir el sábado a Independiente, quiere decir que la ilusión de pelear este campeonato ya quedó muy lejos.

Gareca y Falcioni son amigos desde hace muchos años. ¿Será que se conocen tanto que ninguno pudo sorprender al otro? ¿Habrá influido ese conocimiento mutuo para que saliera un partido tan chato? Vélez, al menos, jugó con mayoría de suplentes, consciente de que el título es una utopía. Lo de Banfield es más reprochable porque metió todos titulares y de ganar habría quedado a dos puntos del hoy líder. Al final, se repartieron la pelota, las intenciones y las escasas chances de gol. El empate estuvo bien: un triunfo hubiese sido mucho premio para alguno.

Gareca fue el que metió mano desde lo táctico. Arrancó con un 4-4-2, con Cabral adentro, cerquita de Somoza, y con Velázquez abierto por izquierda. Duró diez minutos. Al toque, mutó en un 4-3-1-2: Cabral fue sobre la banda y Velázquez, de enganche. No hubo cambios. Vélez sólo pudo dominar cuando Somoza, desde el círculo central, logró manejar la pelota. Pero arriba careció de profundidad. Caruso se diluyó en amagos. Piris está verde. Los laterales apenas subieron. Párrafo aparte para Lima. En ataque tiró un centro que casi se le mete por atrás a Lucchetti y pateó un tiro libre que el arquero voló para sacar al córner. En defensa, también generó peligro... pero para su arco. Mal con la pelota, provocó varias contras de Banfield.

El dibujo de Falcioni fue el eficiente 4-4-2 de siempre. Los momentos en los que mandó en el juego fueron cuando apareció la capacidad de conducción de Erviti junto con el volumen de juego de James Rodríguez. Ello son prototipos del futbolista moderno: talentosos que corren. El esfuerzo que hacen ambos para ubicarse detrás de la línea de la pelota cada vez que se pierde la posesión es asombroso y digno del aplauso. Cabe preguntarse si no jugarían aún mejor con menores obligaciones defensivas. Y está claro que Ramírez puede tener siete goles en el torneo, pero eso no alcanza para suplir la presencia ofensiva del Pelado Silva.

El pibe Alvarez entró y con su desfachatez hizo recordar ciertas virtudes del Vélez campeón. El triángulo defensivo formado por Lucchetti, Maidana y López fue inexpugnable, rememorando al Banfield del año pasado. Mientras se mantiene el sueño de la Copa, el póster descansa en la pared. Campeones eran los de antes.