Otra mas a la b

Fue 2-2 en Tucumán con goles de Luis Rodríguez -2- para el local y Zelaya y Caraglio, empataron en la visita. El punto no le sirvió a los de Mario Gómez que descendieron a la B Nacional. El Decano se despidió con una emotiva ovación de su gente. El Canalla quedó casi condenado a la Promoción.
Muchas veces, cuando un equipo pierde la categoría, sus hinchas, sin pensarlo, les hacen notar su malestar a los jugadores con insultos. Sin embargo, eso no pasó ayer en Tucumán. Todo lo contrario. Porque el hincha de Atlético, que de antemano sabía que sólo un milagro podía salvar a su equipo del descenso, prefirió alentar y reconocer el esfuerzo hasta el último minuto en el empate 2 a 2 con Central, que prácticamente está condenado a jugar la Promoción.

Ese reconocimiento de la gente, emocionante por cierto, quedará guardada en la memoria de muchos. Sobre todo en los jugadores de Atlético Tucumán que, con lágrimas en los ojos, le dijeron adiós a Primera, pese a que todavía les quedan por jugar tres partidos.

Así Tucumán, una vez más, volvió a perder una plaza en la elite del fútbol, como había sucedido el año pasado con San Martín.

El partido fue movido. De entrada se sabía que ambos necesitaban el triunfo. Por eso los 90 minutos fueron de ida y vuelta y los tres puntos pudieron haber quedado tranquilamente para cualquiera de los dos. Fue Atlético el que tomó la iniciativa y la primera que tuvo no la desaprovechó. De un preciso centro de Montiglio, la pelota quedó en los pies de la Pulga Rodríguez para establecer el 1-0. Era un renacer para el equipo tucumano, tenía una vida más para seguir siendo de Primera.

Pero Atlético, como en todo el Torneo Clausura, no supo mantener la calma; descuidó la pelota y lo pagó caro. Central no se enloqueció; insistió e insistió. Y Zelaya, justamente un tucumano, fue el que le dio la igualdad al conjunto rosarino. Balde de agua fría para los de Mario Gómez y un volver a empezar para Central.

El complemento fue no apto para cardíacos. Mario Gómez sacó Longo y el Flaco Pereyra le cambió la cara al equipo. A los 6 minutos una escapada suya decretó el segundo gol local: mandó el centro y Rodríguez, luego de bajarla con el pecho y de amagar, definió suave al palo derecho de Galíndez. Eso puso a Atlético otra vez en ventaja. Con un golazo.

La alegría duró poco. Tras una falta, Furchi expulsó a Herrera y el local se quedó con diez en su mejor momento. Madelón mandó a la cancha a Luciano Figueroa para aprovechar el hombre de menos en el fondo de Atlético y en la primera chance que tuvo el delantero asistió a Caraglio, que no perdonó.

Atlético, ya con más corazón que fútbol e impulsado por su gente, que no paró de alentar y de mostrar una lluvia de fuegos de artificios, fue con todo en busca del gol. Esa desesperación pudo haberle costado caro porque le dio a Central infinidad de contras para liquidar, pero las desaprovechó.

Ahora Central deberá ganar todo lo que le queda y esperar un milagro. Atlético tendrá que empezar rápidamente un nuevo proyecto para la próxima temporada, pero en Primera B Nacional.