Demichelis : Milito Hiso la diferencia
El defensor argentino del Bayern Munich se deshizo en elogios para su compatriota y compañero en la Selección. "Tuvieron a un jugador desequilibrante", agregó.
El defensor argentino del Bayern Munich, Martín Demichelis, se mostró convencido tras perder la final de la Liga de Campeones por 2-0 frente al Inter de Milán que la diferencia la marcó su compatriota Diego Milito.
"Tuvieron a un jugador desequilibrante como Diego Milito que marcó la
diferencia", afirmó Demichelis, que también considera que los hombres que
entrena el portugués Jose Mourinho "estuvieron mejor defensivamente que
nosotros".
El ex River aseguró que siente "la tristeza por haberlo sufrido (a Milito) y la alegría de tenerlo como compañero de selección". "Está en un grandísimo nivel", concluyó Demichelis, que formará parte de la Selección en el Mundial de Sudáfrica.
Zanetti : Lloraba Espere esto por muchos años
El capitán del Inter cumplió 700 partidos en el club, justo en la final de la Champions. "Quería ganar esta copa desde que llegué al club, cuando tenía 22 años", dijo. Además, Cambiasso fue ovacionado y Mourinho confirmó que dejará al equipo para dirigir al Real Madrid.
El volante Esteban Cambiasso y el capitán de Inter Javier Zanetti, marginados de la Selección Argentina que jugará el Mundial de Sudáfrica, lloraron abrazados de emoción tras la conquista de la Liga de Campeones.
"Lloraba sin poder parar, es que esperaba esta alegría desde hace tantos años, más precisamente desde 1995, cuando a los 22 años llegue a este club", explicó Zanetti, tras elevar al cielo el trofeo que Inter perseguía desde 1965.
Una y otra vez, siempre abrazados, ambos se acercaron a la tribuna ocupada por los tifosi de Inter (donde también se hallaban sus familiares) y recibieron una estruendosa y repetida ovación que tuvo como efecto provocarles una renovada descarga de lágrimas.
Para Zanetti fue su partido 700 con la casaca neroazzurra y para Cambiasso resultó una satisfacción doble ya que la obtuvo en un Santiago Bernabeu que alguna vez lo vio lucir la camiseta de Real Madrid, donde paradójicamente seguirá su carrera el técnico portugués José Mourinho.
Particularmente emocionante fue el abrazo al que Zanetti se entregó con un insólitamente conmovido Mourinho, quien esta vez no repitió lo que había hecho en 2004, cuando su Porto le ganó la final al Mónaco y, desertando los festejos, se refugió en los vestuarios. Esta noche, prisionero de un llanto irrefrenable, el técnico portugués abrazó, uno por uno, a sus jugadores, pero con quien
permaneció estrechado más tiempo fue con Zanetti, que le dijo
varias frases al oído. ¿Le habrá pedido que no deje al equipo?
Al dúo, que parecía no separarse jamás, se sumó poco después
Cambiasso, mientras a pocos metros de allí, el veterano Marco Materazzi los señalaba a los tres con el índice, como diciéndole a los hinchas: "Aplaudan, que estos tres son el símbolo de esta victoria".
El delantero de la Selección anotó los dos goles en la victoria por 2-0 sobre Bayern Munich en la final de la Liga de Campeones, en el Santiago Bernabéu. El equipo de Mourinho, que volvió a ganar este título después de 45 años, obtuvo su tercer campeonato en esta temporada, tras conquistar la Liga y la Copa de Italia. Samuel, Zanetti y Cambiasso también festejaron. Demichelis sufrió al ex Racing.
Lo del Inter de José Mourinho es excepcional, desde los resultados. El equipo ganó la Copa Italia (gol de Milito en la final para el 1-0 sobre Roma), se quedó con el Scudetto (gol de Milito ante Siena en la última fecha para segurar el título) y ahora logró la Champions League, con un doblete del argentino. Desde el juego, el Inter fue cuestionado por sus métodos, los que pregona su entrenador. Un equipo que se defiende muy bien (a veces demasiado) y que lastima de contra porque tiene delanteros imparables, como Milito y Eto'o, que a veces juega de ocho, o hasta de tres...
Como en las semifinales ante Barcelona. Primero en San Siro (3-1, el tercero de Milito) y la revancha en el Nou Camp (0-1, gol de Piqué), donde el Inter quedó con diez por la roja a Thiago Motta y el técnico decidió parar al camerunés en una posición netamente defensiva.
No cambió Mourinho en la final, en el Santiago Bernabéu. Bayern Munich (Martín Demichelis fue titular) tomó el protagonismo del partido con un Arjen Robben en gran nivel. El holandés jugó un gran partido, aunque quedó sin compañía ante una defensa liderada por Lucio y Walter Samuel, tan sólida como un verdadero muro. Además, del arquero Julio César, que otra vez se atajó todo. Mourinho paró a su tradicional línea de cuatro en el fondo, con el capitán Zanetti. En el medio estuvo Cambiasso y cargó el lateral izquierdo, donde se iba a mover Robben, con el rumano Chivu y Pandev; una de las claves del partido.
Ordenado y sólido, el Inter necesitaba poner a su centrodelantero en el área con la pelota para poder ponerse en ventaja. Y eso hizo... Corrían 35 minutos del primer tiempo y Julio César sacó desde el arco. El pelotazo encontró la cabeza de Milito, que le bajó el balón a Sneijder y picó al vacío. El holandés le dio un pase preciso y Milito quedó mano a mano con el arquero Butt. Amagó el derechazo y cuando el arquero se tiró al piso definió, ahora sí de derecha, para poner el 1-0 en el Bernabéu.
En el segundo tiempo, Inter decidió agruparse en el fondo y esperar. Un esquema aceitado y jugadores convencidos de lo que tenían que hacer. Fue poco lo que intentó el Bayern Munich, dirigido por Louis Van Gaal. Aunque en el inicio del complemento Müller quedó mano a mano y Julio César, el mejor arquero del mundo, evitó el empate. La siguiente posibilidad para nivelar el marcador que tuvieron los alemanes fue en los pies de Robben, con un remate a colocar de derecha a izquierda, con el pie zurdo bien abierto en busca del segundo palo. El brasileño otra vez tuvo una intervención magnífica, mano cambiada y al córner.
La estocada final y mortal llegó a los 25. Contra veloz, Eto'o para Milito que dominó el balón con campo por delante. Demichelis cerraba y Van Buyten esperaba el movimiento del argentino. Retrocedió el defensor hasta la puerta del área. El argentino amagó para adentro, enganchó para afuera y limpió al belga. Frío para definir, Milito tocó al gol de derecha, al segundo palo. El 2-0 estaba sellado en Madrid. Milito se llenaba la boca en un grito de campeón, goleador, figura y se bañaba de gloria. El Príncipe Milito, por su parecido con el uruguayo Enzo Francescoli, que se convertía en Rey. Un Rey de tres coronas que le devolvió a Inter el título de campeón de Europa después de 45 años, desde los tiempos de Helenio Herrera. Otro argentino que escribe la historia.
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