La Academia se hiso fuerte en el Cilidro

Safa de La promo

Russo ordenó el equipo y así Racing mostró una imagen más natural que lo llevó a dominar el partido a voluntad y hasta ganarlo con sus centrales. Y salió de Promo
Justo como le gusta a su entrenador: de atrás para adelante. Pero también como le gusta a su gente: yendo, poniendo, sin dar una pelota por perdida. Y cuando se puede jugar, se juega. El combo provocó la reconciliación entre campo y tribuna. Para estos tiempos de Racing, muchísimo. Ni más ni menos que una semana de paz.

Russo pedía orden y empezó él ordenando el equipo. Lo armó más sensato, más natural. Por una defensa de cuatro, por cuatro volantes que se pueden pasar la pelota (más allá de las características de cada uno y los rendimientos que hayan tenido) y por no inventar a un delantero como armador. Cada uno a lo suyo. Y una vez que hicieron lo suyo, se pudieron tomar ciertas libertades. Como en la jugada del gol. Uno de esos pocos ratitos en los que se pudo jugar y se jugó. Ya estaba Fariña en la cancha con ganas de mostrar que su talento sirve. Y que si es necesario, le puede agregar otras cositas. Fue él el que recuperó una pelota desde el piso por la izquierda y empezó a mover la bola hacia el otro lado. Pasó por Lugüercio, abrió las piernas Bieler, siguió para Castromán, buscó a Aveldaño, quien, desde el otro extremo del área al que arrancó Fariña, probó a Peratta. El arquero respondió regalándole un rebote a Martínez y un ticket de salida de la promoción a Racing.

Esta vez, Racing supo convivir con la presión. En realidad, fue la gente la que entendió que a veces ciertos mensajes no ayudan. Entonces el Cilindro se hizo grito ensordecedor: "Vamos, Racing, vamos; ponga huevo que ganamos". Y daban ganas de ir y de poner huevos. Y a los jugadores les habrá dado ganas de subir y alentar. No hubo ni reproches a Russo cuando Lugüercio reemplazó a Hauche y se pedía por la salida de un volante. Hubo derroche de palmas para el "redebutante" Fernández por correr tres piedras que le tiraron sus compañeros en el primer tiempo. Y él respondió aplicándole cerebro a esa velocidad en el segundo tiempo. No hubo quejas con Bieler, quien llegó como el gran goleador y sólo sumaba el tercero de un 3-0 (a Central) y el tiro contra Huracán que se metió Monzón. Y encima se desbarajustó en la semana diciendo que a veces no ponían todo y después pidiéndoles a los periodistas que no pusieran todo lo que él había dicho. Y ayer, Bieler tuvo un partido para quedarse con la nueve hasta que él lo decida. Mostró las maneras que ya se le habían podido ver en la Liga de Quito. Curiosamente, un equipo experto en hacer la cancha ancha y asistir a su centrodelantero. Hauche y Rosano, desde un lado y el otro, lo buscaron y Bieler respondió, aunque no haya gritado.

¿Newell's? Mejor no hablar de ciertas cosas. Racing hizo méritos para ganar y no vale la pena buscar debajo del agua las razones para no jugar del rival.