Palermo volvió a demostrar lo grande que es, hizo tres goles y Boca salió de la modorra ganando por primera vez en el torneo dos partidos seguidos. Fue más que Colón, le ganó bien y quedó a cinco de San Lorenzo. El sábado que viene visita a Estudiantes.
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Boca - Colon
Con Riquelme en la tribuna, esperando volver cuanto antes, Boca dio un salto importante. Sacó tajada en una fecha casi ideal porque les descontó puntos a casi todos los de arriba. Y cuando la semana pasada había terminado a seis de los líderes, ahora quédó a cinco de San Lorenzo. Y a cuatro de Vélez, a tres de River y Estudiantes (debe una fecha).
Boca fue superior y ganó bien, sólo tuvo un momento de zozobra que pareció ennegrecerle la noche. En un primer tiempo en el que había sido muy superior, se equivocó Medel, y Moreno y Fabianesi puso el 1-0. ¿Y ahora, Borghi? Golpazo en contra, dificil de superar. Pero Caruzzo se mandó un jugadón enseguida y Palermo empató con un gesto técnico impresionante, picándola ante la salida de Pozo. Un 1-1 que le permitió a Boca salir a jugar más tranquilo el segundo tiempo.
Y justamente en ese ST, Palermo otra vez arrancó con todo: centro de Clemente, de muy buen partido, pecho y a la bolsa, con la de palo. Y Boca pudo traducir en el marcador la superioridad en el juego contra un Colón inentendible, que suma jugadores, que siempre sueña con grandes campañas pero que nunca despega. Boca tuvo un gran Caruzzo, un Clemente que tuvo el mejor partido desde su vuelta, un pibe como Erbes que fue bien elogiado por el técnico y otros volantes que no desentonaron. Y un Palermo que, aun tirando un penal afuera, como tantas otras veces no se cayó.
Después del penal errado, el partido estaba abierto, había dudas más por la situación que por el peligro que generaba Colón. Hasta que otra vez apareció Palermo definiendo, esta vez, con su zurdita. Y a festejar con sus besos al aire, a ganarse los aplausos de todos. Con el Loco inmortal, Boca pelea y se engancha, a cinco de la punta. Parece que con este goleador tremendo (¿o trimendo?), que había arrancado dormido el torneo, nada es imposible. Se despertó el gigante.
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