Estudiantes sufrió en el primer tiempo como hacía rato que no le pasaba. Pero lo emparejó con oficio y lo ganó con un ataque aislado sobre el final. Y ahora, sí, se trepó a la punta del torneo junto con River, y todavía debe el clásico con Gimnasia....
Y 45 minutos después (bueno: 50, porque hubo cinco de tiempo adicionado), Estudiantes se iba del Malvinas Argentinas con un triunfo. ¿Cómo? Lo emparejó con oficio, con dientes apretados. Porque golpe por golpe, los mendocinos pegaban más fuerte.
El dominio de la bola fue del Tomba. Lo que se repartieron uno y otro, hasta los 35 minutos de la segunda etapa, fueron las polémicas y las situaciones de gol: idénticas acciones de Enzo Pérez y Carlos Sánchez, que debieron ser sancionadas como penales por el juez Faraoni, terminaron en amarillas para los futbolistas que habían sufrido las faltas. Para peor: el uruguayo de Godoy Cruz ya tenía una y se fue al vestuario llorando desconsolado. A un bombazo de zurda de Olmedo que reventó el travesaño de Orión, la Brujita Verón lo emparejó con un derechazo seco que pegó en el palo derecho de Ibañez y cruzó el arco, sin entrar.
Pero en el cierre, incluso con diez, Godoy Cruz atoró. Generó situaciones. Pudo ganarlo. Casi lo mereció. Aunque Verón, segundos después del pitazo final, haya dicho que el triunfo de Estudiantes fue merecido. Fue Juan Pablo Pereyra (el ex Atlético Tucumán que una vez fue citado por Maradona a la Selección, ¿se acuerdan?) el que armó una linda jugada por izquierda, por donde debía estar el expulsado Sánchez: centro y Leandro González, con un toquecito, apareció para poner un resultado inédito. Un resultado de esos que pesan en la tabla en las últimas fechas de un torneo.
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