Con un Leguizamón otra vez genial, Arsenal le ganó 1-0 a Argentinos y lo pasó a San Lorenzo en la cima de la tabla. El gol lo metió Obolo. Argentinos sufre su falta de gol.
Boca no puede. Independiente anda por el fondo. A Racing se le rompió el motor en la tercera vuelta y no logra hacerlo arrancar. Y River y San Lorenzo, que salvan el honor de los grandes, no asustan a este Arsenal que vio luz y se subió hasta lo más alto de la tabla, tras enhebrar el cuarto triunfo al hilo.
El campeón no le hizo ni cosquillas, más allá de que el ese segundo tiempo se jugó en campo del local y Campestrini tuvo que revolcarse un par de veces. El gran problema del Bicho, esa falta de gol que ya asusta a Pedro Troglio, volvió a evidenciarse en Sarandí. Quedó al desnudo en las chances cero que el equipo le generó a Vargas y en los varios casi gol de Blandi, el pibe de las Inferiores de Boca, que todavía anda aclimatándose a la Primera.
A Arsenal le alcanzó con el oficio. Con la experiencia de Ortiz, Leiva, de los defensores, de Obolo… Porque si hay algo que le sobra a este equipo es madurez. Toda una virtud en el fútbol acné en el que se convierte la liga argentina con la sangría constante de jóvenes cracks. Y, además de años, Arsenal tiene un crack llamado Leguizamón, quien otra vez manejó la batuta del Arse. Asistió a Obolo con un pase fantástico y manejó los tiempos de su equipo con jerarquía.
Así, Arse suma y sigue. Ya llegó al cielo de la tabla. Y ahí se quiere mantener.
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