River debió golear en el primer tiempo y sufrió un poco en el segundo. En el entretiempo hubo show de Ortega, a puro jueguito, y en pleno partido un taco de Carrizo para salir jugando cuando lo fueron a apurar. La anécdota: con el 0-0 ante Juventud Antoniana, el triangular fue del equipo de Cappa.
Una de cal y una de arena. Las llegadas de peligro y los lujos abundaron en un partido que paradójicamente terminó sin goles. Sí, River buscó y buscó, pero jamás pudo quebrar el arco de Juventud Antoniana, condenando el resultando a un oscuro 0-0. De todas formas, la Copa de Salta quedó para el Millonario.
Ariel Ortega fue uno de los estandartes de este lujoso equipo. Con sus toques de distinción, convirtió un pálido partido en una noche de gala. El Burrito, como en sus mejores épocas, engañó a todos con sus movimientos de cintura y su constante freno y arranque. Sin embargo, el jujeño se vio imposibilitado de convertir, ya que Gustavo Pérez le sacó un exquisito tiro libre al ángulo cuando moría el encuentro.
Quienes también acompañaron a Orteguita en el desempeño del Tiki-Tiki fueron Buonanotte y Carrizo. El Enano, con sus constantes gambetas y desbordes, ayudó en todas las ofensivas del equipo de Cappa, pero quedó en deuda cuando le tocó definir. Mención aparte para el arquero, que además de cumplir una aceptable tarea, dejó su sello con un taco de película, para salir jugando cuando el delantero salteño lo atoraba.
A pesar de la gran cantidad de lujos y ofensivas, River se va de Salta sabiendo que necesita más ritmo futbolístico. La falta de definición es un aspecto que preocupa a Cappa, que sabe que deberá enfocarse de lleno en ese tema. Sin embargo, la llegada de Pavone le brinda una rápida solución al entrenador, que ya piensa en el debut, cuando tenga que visitar a Tigre.
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